No obstante lo fácil que es producir cerámica, ésta no estuvo presente en toda nuestra historia. Nuestro país se pobló hace 12.000 años y fue sólo hace unos 2.000 años atrás que la cerámica aparece en la zona central de Chile. Antes de este momento, los grupos que poblaron nuestras tierras fueron comunidades cazadoras y recolectoras con una alta movilidad que utilizaban básicamente los espacios costeros y cordilleranos de Chile central. Cazaban Guanacos y recolectaban frutos del algarrobo y otras plantas. Gran parte de su instrumental era elaborado a partir de piedras y huesos de Guanaco, lo que les permitía una fácil movilidad por el territorio. En Talagante y áreas vecinas no se registran evidencias de estas comunidades.
Las primeras cerámica en la zona central de Chile aparecen hacia el año 200 a.C., originando el llamado período Alfarero Temprano. Estos eran grupos móviles, que continuaban con la caza de animales y recolección de vegetales, pero que también manejaban algunos cultivos, tales como la quinoa.
Su cerámica se caracterizaba por ser de pequeño tamaño y de paredes compactas, lo que facilitaba la movilidad de estas piezas, pues no pesaban mucho y eran resistentes a los golpes y caídas. Sus formas eran ollas y jarros, de color oscuro y con decoraciones incisas y/o modeladas
La aparición en la cerámica, por tanto, no implicó un cambio rotundo en las formas de vida con tiempos previos. Sin embargo, con el paso de los años, las poblaciones se volvieron más sedentarias, comenzaron a depender más de los cultivos y a desarrollar vasijas de tamaño mayor. Esto ocurrió hacia el 500 d.C.
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